Pan para hoy, hambre para mañana

La reforma fiscal propuesta por el Gobierno no reducirá la desigualdad ni creará un país más justo, no recaudará más para financiar políticas sociales, ni conseguirá que cada uno (individuo o empresa) pague en función de su capacidad económica real. El incremento de dinero en manos de los contribuyentes que anticipa el Gobierno como resultado de la reforma fiscal, significa pan para hoy y hambre para mañana. Para casi el 70% de los contribuyentes el ahorro con la reforma fiscal será de unos 35 euros al mes, lo que no compensa en absoluto el incremento de gasto que los ciudadanos han tenido que hacer ya en educación (un 22% según datos del INE) y salud (un 9%) debido a los recortes en políticas sociales.

Los ciudadanos aportamos más del 90% de los ingresos del Estado, mientras que las grandes empresas apenas contribuyen en un 2% a la hucha común. Y aparentemente con la reforma esta tendencia no sólo se mantiene, sino que se acentúa. El gravamen para las grandes empresas se rebaja en 5 puntos y no se retocan de forma importantes los beneficios fiscales con los que logran rebajar sustancialmente su contribución fiscal final. Sólo un dato: en 2012 las grandes corporaciones se dedujeron 22.687 millones de euros, 7,5 veces lo que pagaron por impuesto de sociedades (3.012 millones). Es decir, que se ahorraron el equivalente a todo el gasto en Sanidad de la Administración central y autonómicas para 2014.

La reforma tampoco aborda el fraude fiscal. En un país donde se han recortado considerablemente las políticas públicas, ¿cómo se explica que no se dediquen más esfuerzos a poner fin a estas prácticas, que además dañan considerablemente la confianza de los ciudadanos en el funcionamiento del sistema? Si nos equiparáramos al nivel de los países de nuestro entorno en lucha contra el fraude fiscal, se podrían recaudar 25.500 millones de euros adicionales, 18.300 de ellos provenientes de grandes fortunas y grandes empresas. Con esta cantidad se podrían duplicar los programas de asistencia al desempleo en España.
La política fiscal es una de las herramientas más eficaces para combatir la desigualdad. Cómo se recaude, de quién y cómo se invierta el dinero público conformará el modelo de sociedad. Con esta reforma sólo se ahonda en un modelo que amplía la brecha social, y hará más vulnerables a los que menos tienen. Una vez aprobado el anteproyecto, solo nos queda animar que los grupos políticos a que impulsen los cambios sustanciales durante el trámite parlamentario, para que esta reforma fiscal sea más justa, equitativa y progresiva y responda a la construcción de una sociedad más cohesionada.


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