¡Acabemos con el hambre extrema!

En África Oriental hasta 750.00 personas se enfrentan a la muerte como consecuencia del hambre. Y  millones más están en riesgo en toda la región, en la que es considerada la peor crisis alimentaria del siglo XXI. Tendrán que asumir un legado de pobreza, sufrimiento y pérdida de los medios de subsistencia. Se necesitan medidas urgentes ya mismo. La realidad es que esta crisis era previsible - y se podía prevenir: tenemos los conocimientos necesarios que nos permiten detener este tipo de tragedias, sabemos los pasos que es necesario tomar para prevenir el sufrimiento a estos niveles. La muerte por hambre de mujeres, hombres, niñas y niños no es aceptable. Todas y todos somos responsables, hemos de impedir que esto  vuelva a ocurrir.

¿Hacia dónde se encamina nuestra estrategia?

1. Reparar los fallos del sistema de respuesta a emergencias
En África del Este ya están funcionando los sistemas de alerta temprana. Se avisó de que esta crisis estaba gestándose, pero no se respondió a las advertencias  - al igual que en tantos otros desastres anteriores. Las acciones a gran escala para evitar las peores consecuencias de estas crisis no llegaron a tiempo. La demora, esperar a que el desastre ocurra antes de actuar, es tremendamente costoso en lo que se refiere a vidas y recursos económicos. Es un gran error ver que una crisis se avecina y no hacer nada para  impedirlo. El sistema (los gobiernos nacionales, los donantes, las organizaciones no gubernamentales y los fondos como el Fondo Central de Respuesta a Emergencias (CERF)) no es lo suficientemente flexible como para responder a situaciones cambiantes y no consigue realizar intervenciones adecuadas en el momento oportuno. No hay soluciones únicas pero el conjunto de estos  compromisos –si se llevan a cabo- mejorará el sistema para acabar con el ciclo de la crisis.

• Nos comprometemos a establecer un vínculo, no político y basado en las    necesidades, entre las señales de alerta temprana ante los desastres y la respuesta temprana.

• Nos comprometemos a apoyar una resolución de la Asamblea General de la ONU que exija que los fondos del CERF se liberen tras los primeros indicios de una catástrofe para satisfacer las necesidades emergentes y apoyar la intervención inmediata- con procesos transparentes que aseguren que los fondos llegan a las afectadas y afectados lo antes posible.

• Nos comprometemos a apoyar planes de preparación frente a desastres locales y   nacionales, capacidades y actividades en línea con los principios humanitarios para evitar los peores efectos de los desastres, como la malnutrición aguda.

2. Apoyo a la producción local de alimentos.
Décadas de falta de inversión en los pequeños productores de alimentos y una gestión ineficaz de los recursos han contribuido significativamente  a la crisis en el Este de África, afectando particularmente a los ganaderos. A nivel mundial, la inversión a largo plazo en la agricultura y la adaptación a los riesgos de desastres relacionados con el cambio climático han sido insuficientes para apoyar la seguridad alimentaria de los más pobres y su contribución a las economías nacionales. Es una prioridad situar la adaptación al cambio climático y la reducción del riesgo de desastres en el corazón del enfoque de desarrollo. La inacción está costando vidas mientras que día tras día la gente lucha para hacer frente al impacto del cambio climático y al alza de los precios de los alimentos. Esto tiene que cambiar.

• Nos comprometemos a cumplir con urgencia y rapidez  las promesas que hicimos en La Iniciativa de L'Aquila sobre Seguridad Alimentaria (AFSI)

• Nos comprometemos a acordar un plan a largo plazo para el 2012, año en el que expira la AFSI, para combatir la inseguridad alimentaria y la malnutrición, que asegure que la reducción del riesgo de desastres y la adaptación al cambio climático sean el corazón de los enfoques de desarrollo.

• Nos comprometemos a apoyar a los signatarios de la Declaración de Maputo sobre Agricultura y Seguridad Alimentaria en la aceleración del cumplimiento de sus promesas de dedicar el 10% de sus presupuestos nacionales a la agricultura.

• Nos comprometemos a implementar las políticas mundiales y regionales que ya existen sobre la inversión en la agricultura y la ganadería y sobre la reforma del pastoreo con el fin de promover la seguridad alimentaria para todos y todas.

3. Servicios sociales y protección para los más pobres.
Millones de personas en todo el mundo viven al límite de la supervivencia, siempre al borde del desastre. Podemos ayudar a estas personas a alejarse del abismo con dos cambios: redes de protección  social e inversiones más justas. Las redes de protección pueden amparar a millones de personas ante las peores consecuencias  de la crisis: generan estabilidad en los ingresos de las familias durante todo el año y de esta manera no se ven obligadas a vender lo poco que tienen para alimentarse. Las inversiones más justas se refieren simplemente a respetar el derecho que toda persona tiene acceso a los servicios esenciales tales como salud y educación. Ya sea entre regiones o entre mujeres y hombres, la injusticia y la desigualdad es una cuestión de vida o muerte. 

• Nos comprometemos a invertir en estrategias de desarrollo que aseguren una  provisión equitativa de los servicios sociales y la inversión en los medios de vida para todos los países en el año 2015. 

• Nos comprometemos a proteger del impacto de la crisis de los alimentos al  10% más pobre de la población. Para ello estableceremos redes de seguridad que incluyen lospagos directos en efectivo (direct cash payments) basados únicamente en el criterio de necesidad, daremos una atención específica a las necesidades de alimentación y nutrición de las mujeres, niños y niñas. 4. Alimentación que todo el mundo pueda permitirse.

La espiral en los precios de los alimentos ha conducido a algunas zonas de África Oriental hacia el desastre. No podemos acabar con el hambre extrema a menos que todo el mundo pueda acceder a los alimentos a un precio que puedan pagar. El número de personas que no tienen suficiente para comer es cada vez mayor. Los picos de precios de los alimentos son una parte importante del problema. Hemos esperado demasiado tiempo para cumplir con el simplederecho de cada persona a alimentos asequibles.

• Nos comprometemos a ampliar las reservas estratégicas y de alimentos de emergenciaa nivel local, nacional y regional, asegurando que la gestión de estas reservas derespuesta se ajuste a las personas a las que van dirigidas. 

• Nos comprometemos a abordar las causas de la volatilidad de precios de los alimentos. Para ello adoptaremos  medidas que  pongan fin a la dependencia  de losbiocombustibles y limitaremos las prohibiciones a la exportación de alimentos por parte de los gobiernos.

5. Reducir la violencia y los conflictos armados
Es imposible poner fin a la muerte masiva por hambre sin reducir la violencia, que es una de sus principales causas. El mundo no sólo ha tolerado el hecho de que cientos de milesde hombres, mujeres, niñas y niños vivan sin ayuda o protección en tiempos de conflicto. Ha hecho muy poco para hacer frente a la peligrosa  combinación de pobreza, mala gobernanza y  violencia que mantiene vivos los conflictos. Esta actitud debe ser reemplazada por una acción urgente que proteja y ayude a la gente ahora – y que aborde el ciclo fundamental de violencia y pobreza.

• Nos comprometemos a proporcionar y a permitir el acceso sin trabas a una oportuna,adecuada y suficiente asistencia humanitaria, basada en las necesidades, allá donde la inseguridad está destruyendo las posibilidades de vida y el desarrollo sostenible.

• Nos comprometemos a presionar con decisión y a apoyar medidas concretas que protejan a las personas afectadas por los conflictos. Estas medidas contemplan también medidas diplomáticas que suponen una ayuda para que  todas las partes locales y nacionales involucradas en los conflictos puedan encontrar soluciones justas,  sostenibles y seguras.

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