Rajoy desmantela el futuro de la cooperación

Miles de personas en países pobres no tendrán acceso a la salud y la educación

Intermón Oxfam denuncia que el gobierno de Rajoy está acabando con 32 años de cooperación al desarrollo, la única política pública que persigue la equidad y la solidaridad a escala global. Esta es una de las conclusiones de “La Realidad de la Ayuda 2012”, el informe que elabora anualmente Intermón Oxfam  sobre el estado de la ayuda oficial al desarrollo de nuestro país y que se desprende del primer capítulo del informe, que se ha lanzado hoy públicamente coincidiendo con el cierre de los Presupuestos Generales del Estado para 2013 (en el que se recoge el recorte extremo de la ayuda oficial al desarrollo). Este lanzamiento coincide con la celebración de un acto reivindicativo de la cooperación al desarrollo que se celebra en varias ciudades españolas y ha sido organizado por la Coordinadora de ONG para el Desarrollo

España ha reducido el presupuesto de cooperación en un 70%, lo que sitúa al país en cabeza mundial de los recortes de la cooperación al desarrollo. Pese a que las presiones para la reducción de las partidas de ayuda recorren gran parte de toda Europa y el mundo desarrollado, lo significativo del caso español son las magnitudes. El recorte deja el presupuesto para acción humanitaria en 12 millones de euros por ejemplo, por debajo del de cualquier ONG humanitaria de tamaño medio.

La Realidad de la Ayuda 2012 señala que el recorte de la ayuda española causó 100 veces más impacto sobre la ayuda internacional que las bajadas de la ayuda japonesa en el año en que Japón vivió el peor desastre de este siglo. El análisis que destaca la organización es que el desmantelamiento de la cooperación internacional debe entenderse dentro del cambio de modelo social originado por las medidas de ajuste y recortes que se están introduciendo en las políticas sociales en España.

Nuevo presupuesto

Entre los datos del nuevo Presupuesto para 2013, el informe destaca el 0’2% de la Ayuda oficial al desarrollo (AOD) de la Renta Nacional Bruta (RNB) al que queda reducida la cooperación internacional (2.038 millones de euros). Se dividirán en las siguientes partidas:
  • 841 millones se destinarán a contribuciones obligatorias a organismos multilaterales;
  • 385 millones, a cooperación reembolsable, que resulta onerosa para los receptores;
  • 245 millones, para condonación de deuda, que no supone dinero “fresco” para los receptores;
  • 189 millones para la cooperación descentralizada, que quedará en mínimos históricos.

Para la acción voluntaria de nuestra política de cooperación quedan entonces apenas 400 millones con los que deberá desplegarse toda actividad multilateral y bilateral, así como la cooperación en colaboración con las ONGD.

La Agencia Española de Cooperación (AECID) ve reducido su presupuesto en una cuarta parte de lo que veía manejando en el último lustro, un 29% menos del ya escaso presupuesto de 2012 (264 millones). En cifras relativas el retroceso desde el 2009 para las Comunidades Autónomas ha sido de un 71%, y para las Entidades Locales, de un 69%.

El recorte se produce contra el sentimiento creciente en la sociedad española de solidaridad con los más vulnerables. Mientras que en 2004 el 65% de la población consideraba importante ayudar a las personas más pobres de los países en desarrollo, el apoyo se ha recuperado hasta el 88% en 2012, igualando los porcentajes de las décadas anteriores).

Pobres de aquí, pobres de allí

Además, la política de cooperación se ha recortado proporcionalmente más que ninguna otra política pública cuando su peso en el presupuesto es insignificante, de apenas el 0,5% de todos los recursos públicos invertidos cada año. “Resulta injusto”, denuncia José María Vera, director general de Intermón Oxfam, “que algunos  políticos y líderes de opinión justifiquen el recorte en cooperación aduciendo que si no lo hacen, tendrían que recortar en pensiones o salud cuando se trata de una partida presupuestaria tan pequeña. Contraponer los pobres de aquí con los pobres de allí es inmoral.”
Para José María Vera “reducir el déficit del Estado recortando la cooperación para el desarrollo es como cortarse el pelo para perder peso. Además, la cooperación funciona y cambia de la vida de millones de personas y tenemos miles de ejemplos” y añade que “es una política social imprescindible y útil en el siglo XXI: invierte en equidad, seguridad, proyección internacional, crecimiento económico inclusivo y una ciudadanía global. La ayuda al desarrollo no es caridad, es cuestión de justicia y de presencia y responsabilidad de un país frente a los retos del mundo hoy.”

Nuevo modelo social
Pero no se trata solo de números: la cooperación parece haber desaparecido de la concepción de una política de Estado. No se trata sólo de recortes y ajustes, sino de un cambio de modelo social en Europa que amenaza con dar al traste con derechos y logros sociales alcanzados y consolidados durante décadas. La eliminación de la cooperación tiene impactos negativos en cuatro esferas: sobre la vida de las personas de los países empobrecidos, sobre la economía global, sobre la “marca España” y sobre la construcción de una ciudadanía activa.
Como resultado del recorte, España dejará de atender a comunidades desfavorecidas de 29 países. “Los recortes de este año tendrán consecuencias durante décadas por negar la salud y la educación a miles de personas. Las niñas que abandonen por ello las clases y las madres que mueran en 2013 por no poder pagar las tarifas para acceder a escuelas y clínicas que se exigen en la mayoría de países pobres, dejarán tras de sí dos generaciones de personas en situación de pobreza”, ha lamentado Vera.

La cooperación española, historia de éxitos

“Es una auténtica lástima porque la cooperación española suma muchos casos de éxito. Hay que reconocerle logros importantes, capacidades.” Vera ha justificado su argumento con dos casos prácticos: “La Junta de Castilla La Mancha aprobó en 2010 un proyecto de cultivo de arroz en Haití, que está provocando una mejora de las condiciones socioeconómicas de las familias arroceras, por poder acceder a semillas, cisternas o balsas de agua. Gracias a ello aumentarán sus ingresos, reducirán su dependencia alimentaria y económica y mejorarán su salud.

Otro buen ejemplo, entre muchos, de la cooperación española es que “ha conseguido un gran avance en la lucha contra el feminicidio en Guatemala, que ocupa el tercer lugar del mundo en violencia contra la mujer. Gracias a la intervención española se pusieron en marcha en 2010 tres juzgados especializados en tres ciudades del país, y en 2012 se sumaron dos nuevos juzgados en dos ciudades más.”

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