Las familias españolas quieren arreglar el defectuoso sistema alimentario
Las
mujeres controlan el 65% del gasto de consumo anual mundial, aproximadamente 12
billones de dólares
El 65% de
las mujeres españolas quieren recibir más información para saber cómo mejorar
sus hábitos de consumo y así contribuir a combatir el hambre en el mundo. Es
una de las conclusiones que se desprende de una encuesta publicada hoy por
Oxfam, Intermón Oxfam en España. Oxfam propone cinco pequeños cambios que todos
podemos hacer para contribuir a arreglar un sistema alimentario mundial que no
funciona y que provoca que casi mil millones de personas pasen hambre cada día.
En total, un 73% de las madres que han participado en esta encuesta, llevada a cabo en seis países – Estados Unidos, Gran Bretaña, España, Filipinas, la India y Brasil- afirma querer saber cómo marcar la diferencia cambiando la forma en la que compran alimentos. Las mujeres españolas, un 60% de las encuestadas, quieren ayudar a arreglar el sistema alimentario mundial a pesar de notar los efectos de la crisis: el 62% afirmó haber notado la subida general de los precios de los alimentos estos últimos años.
Además, a escala global el 83% desea saber cómo usar menos energía al cocinar, y más de un 75% de las mujeres afirma, también, estar dispuesta a poner en práctica otras iniciativas como, por ejemplo, preparar platos sin carne para su familia un día a la semana.
Estos
resultados muestran que existe una oportunidad clara para aprovechar el inmenso
poder de las personas como consumidores y, especialmente, el de las mujeres,
quienes toman la mayor parte de las decisiones sobre qué alimentos comprar. Las
mujeres controlan el 65% del gasto de consumo anual mundial, es decir,
aproximadamente 12 billones de dólares.
"A las mujeres de todo el mundo les preocupa cómo se producen los alimentos y quién los produce", afirma la portavoz de Intermón Oxfam, Raquel Checa. "Quieren saber qué pueden hacer para marcar la diferencia y, unidas, pueden ser un importante motor de cambio". Oxfam propone cinco acciones sencillas, desde reducir el despilfarro de alimentos a utilizar menos energía cuando cocinamos, que cualquiera puede poner en práctica y contribuir, así, a arreglar el sistema alimentario mundial".
El nuevo informe de Oxfam Receta para cambiar el mundo: el poder de los consumidores para conseguir un futuro alimentario más justo describe estas cinco acciones que, de ser puestas en práctica por un número suficiente de personas, podrían contribuir a ayudar a los agricultores y agricultoras pobres y a sus comunidades a alimentarse, a hacer frente al cambio climático, que frena la producción agrícola, y a garantizar que valiosos recursos para la agricultura, como el agua, no se despilfarren.
• Comer menos carne: Si los
hogares urbanos de Estados Unidos, el Reino Unido, España y Brasil comieran una
comida sin carne una vez a la semana, por ejemplo cambiando la carne de vacuno
por judías o lentejas, la reducción en las emisiones de gases de efecto
invernadero sería equivalente a quitar 3,7 millones de coches de las calles
durante un año.
• Reducir el despilfarro de comida:
En los seis países donde se ha llevado a cabo la encuesta, una de cada seis
manzanas termina en el cubo de la basura, es decir, 5.300 millones de manzanas
cada año. Los gases de efecto invernadero producidos durante el cultivo, la
comercialización y la descomposición de estas manzanas equivalen a los
producidos al quemar diez millones de barriles de petróleo. Si compramos solo
las manzanas que necesitamos y las conservamos en el frigorífico ayudaremos a
reducir este despilfarro.
• Ayudar a la agricultura a pequeña
escala comprando productos de comercio justo: Si cada mes los consumidores
de Brasil, Reino Unido, Estados Unidos y España comprasen dos tabletas de
chocolate de comercio justo, en lugar de su marca habitual, se consumirían
hasta 12.500 millones de tabletas de chocolate de comercio justo cada año. Esta
acción transformaría las vidas de las personas que viven y trabajan en las
90.000 plantaciones de cacao a pequeña escala de todo el mundo.
• Comprar alimentos de temporada:
Se desperdicia mucha energía intentando cultivar alimentos en el lugar
equivocado, en el momento equivocado del año. Podemos ahorrar energía y reducir
las emisiones de gases de efecto invernadero comprando alimentos de temporada
cultivados cerca de donde vivimos.
• Cocinar con cabeza: Con
acciones sencillas, como cubrir la cazuela con una tapa, podemos reducir la
energía que utilizamos al cocinar hasta un 70%.
“Lo que
hacemos en el supermercado o en la cocina sí importa”, afirma Checa.
"Estos pequeños gestos llevados a cabo por muchas personas pueden tener un
gran impacto. Juntos podemos lograr un cambio positivo en las vidas de aquellas
personas que, en todo el mundo, luchan por alimentar a sus familias".
"Si
actuamos suficientes personas, los efectos de estas acciones se reflejarán en
toda la cadena alimentaria. Entonces, los gobiernos y las mega empresas que
fomentan este sistema alimentario defectuoso se verán obligados a cambiar la forma
en la que hacen las cosas".
La
encuesta, llevada a cabo entre más de 5.100 madres de ciudades y pueblos
demuestra que las mujeres en los países desarrollados se sienten menos
conectadas con los productores de alimentos y son menos conscientes del impacto
que tienen sus elecciones en las vidas de otras personas y en el planeta que
aquellas que viven en países en desarrollo.
Por
ejemplo, el 86% de las madres de Filipinas creía saber cómo sus elecciones a la
hora de comprar alimentos afectan al resto del mundo, mientras que este
porcentaje era sólo de un 46% en Estados Unidos. Asimismo, el 60% de las
mujeres encuestadas en India afirmaban sentirse conectadas con los productores
y productoras de alimentos, en comparación con el 23% de las mujeres en el Reino
Unido.
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