El Gobierno español muestra poco compromiso con la lucha contra la pobreza
Oxfam Intermón afirma que la
financiación al desarrollo no puede quedar en manos de los intereses del sector
empresarial en la Cumbre de Adis Abeba
La financiación de los Objetivos
de Desarrollo Sostenibles se aprobará en
la III Conferencia que se celebrará en Adis Abeba (Etiopía) del 13 al 16
de julio. Se estima que son necesarios 1,5 billones de dólares para garantizar
la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible, y aún quedan muchos
flecos por decidir sobre cómo cumplir con estos objetivos. Es un momento clave
para alcanzar compromisos y definir el modelo de desarrollo por el que se
apuesta.
Pero a pesar de lo histórico del
momento, el Gobierno español muestra un escaso nivel de compromiso, y la
delegación española que viajará a Etiopía no contará con una representación de
alto nivel político.
“Es paradójico que España,
que está ocupando un asiento en el
consejo de Seguridad de la ONU y que en breve presidirá este organismo, no
ponga toda la carne en el asador en la cumbre en la que se tiene que tienen que
definir objetivos y la forma de financiarlo para los próximos 15 años”, afirma
Jaime Atienza, Director de Campañas y Ciudadanía de Oxfam Intermón.
En particular, Oxfam alerta sobre
el preocupante giro que están tomando las negociaciones. Por un lado, los
intereses del sector empresarial están dominando las negociaciones y propuestas
que saldrán de la cumbre, defendiendo un modelo de desarrollo basado en la
ejecución privada con fondos públicos.
“Durante todo el proceso de
negociación los países ricos han bloqueado sistemáticamente cualquier intento
por rediseñar unos estándares internacionales que ahora están totalmente
sesgados a su favor y de los intereses empresariales”, afirma Atienza.
Este desequilibrio cuesta a los
países en desarrollo miles de millones de dólares al año. Se estima que, desde
2008, por cada dólar que los países en desarrollo reciben (a través de
inversiones extranjeras directas, ayuda al desarrollo, etc.), pierden
aproximadamente dos dólares, principalmente debido a flujos financieros
ilícitos, la evasión y elusión fiscal y el pago de la deuda externa.
Winnie Byanyima, directora
ejecutiva de Oxfam Internacional, ha declarado: “Es el momento de reequilibrar
el diseño del sistema fiscal internacional, el modelo de cooperación al
desarrollo y el peso de las alianzas público-privadas (financiación pública –
ejecución privada). Es fundamental que se antepongan las necesidades de la
mayoría, en lugar de los intereses de una minoría. Solo entonces podremos
esperar movilizar los recursos necesarios para acabar con la pobreza y cumplir
con los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.
Uno de los elementos más
conflictivos en las negociaciones previas a Adis Abeba ha sido la propuesta de reforma de la arquitectura
fiscal internacional defendida por los países emergentes y en desarrollo. Los
países ricos están bloqueando la creación de un organismo fiscal
intergubernamental que pondría coto no solamente a las prácticas de evasión y
elusión fiscal de las grandes empresas, sino que también permitiría rediseñar
los criterios fiscales en favor de los intereses de los países en desarrollo.
Según las estimaciones de la UNCTAD, los países en desarrollo pierden 100.000
millones de dólares al año como consecuencia de la fuga artificial de
beneficios de grandes empresas hacia paraísos fiscales y las prácticas de
evasión y elusión fiscal. “No hay voluntad real de abordar las incoherencias del
sistema fiscal internacional de tal forma que los países en desarrollo puedan
retener los impuestos que les corresponden en lugar de ver cómo lo beneficios
se fugan artificialmente hacia paraísos fiscales”, comenta Susana Ruiz,
responsable de fiscalidad justa en Oxfam Intermón.
En Adis Abeba se pretende
igualmente dar luz verde a la ampliación del papel de las alianzas público
privadas, es decir los esquemas de financiación pública pero con ejecución
privada. Sin embargo, sin los controles y las salvaguardias necesarias, el
resultado puede ser más perjudicial que beneficioso para las personas que más
lo necesitan.
“Los precedentes lo corroboran,
como hemos visto con la construcción y gestión de un hospital privado en Lesoto
que ha consumido hasta el 51% del presupuesto de sanidad de todo el país,
dejando muchas áreas rurales con niveles peligrosamente bajos de cobertura
sanitaria”, añade Atienza.
“En Adis Abeba debe tomarse la
decisión de crear un organismo fiscal internacional en el que todos los países
trabajen en igualdad de condiciones para acabar con las injusticias del sistema fiscal
internacional, con los abusos de muchas grandes empresas que se aprovechan de
los agujeros del sistema para pagar lo mínimo, negando a los países en
desarrollo miles de millones de dólares en ingresos realmente necesarios. En
Adís Abeba deben también abrirse los ojos ante los peligros que encierran estas
alianzas con el sector empresarial y establecer las garantías necesarias para
asegurar que el dinero público no se despilfarra en iniciativas
público-privadas con dudosos beneficios para las personas pobres”.
Oxfam hace un llamamiento para
que en Adis Abeba se den los siguientes pasos:
-Impulsar la creación de un
organismo fiscal intergubernamental que garantice la participación de todos los
países en igualdad de condiciones en la toma de decisiones, ampliando en el
futuro la cobertura de las reformas fiscales internacionales para abordar las
cuestiones que de verdad interesan a los países en desarrollo y el impacto de
la evasión y elusión fiscal en los países en desarrollo.
-Renovar el compromiso de los
países ricos de destinar el 0,7% de su PIB a la cooperación al desarrollo, en
un plazo de 5 años, con al menos el 50% dirigida a los países más pobres del
planeta. También deben comprometerse a que los recursos destinados a la lucha
contra el cambio climático sean adicionales a los de la ayuda oficial al
desarrollo (AOD).
-Asegurar que se instauran los
controles y salvaguardas adecuados para garantizar que alianzas
público-privadas y los proyectos de financiación pública con ejecución privada
tienen un impacto en la reducción de la pobreza y promueven el desarrollo
sostenible; estos fondos no pueden ser nunca un sustituto de los recursos
destinados a AOD.
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