Intermon Oxfam denuncia que las tierras adquiridas por grandes inversores en países pobres en la última década podrían producir alimentos para mil millones de personas


Según la organización internacional Oxfam, Intermon Oxfam en España, en la última década se vendió una extensión equivalente a cuatro veces el tamaño de España (203 millones de ha). Una superficie en la que se podrían cultivar alimentos para mil millones de personas, el mismo número de personas que cada noche se acuesta con hambre en todo el mundo.

Oxfam advierte en su nuevo informe, “Nuestra tierra, nuestras vidas”, de que más de un 60% de las adquisiciones de tierras agrícolas (106 millones de ha) que los inversores extranjeros realizaron entre 2000 y 2010 se llevaron a cabo en países en desarrollo con graves problemas de inseguridad alimentaria. Sin embargo, dos tercios de estos inversores prevén exportar lo que producen, en muchos casos cultivos destinados a la producción de biocombustibles.

Con este nuevo informe, Oxfam pretende intensificar su campaña para acabar con el fenómeno del acaparamiento de tierras, que vulnera los derechos de las personas más pobres del mundo. Oxfam apoya una mayor inversión en agricultura, así como más apoyo a las pequeñas familias agricultoras. Pero esta compra masiva de tierras sin precedentes no ha sido regulada o legislada de forma adecuada, de manera que sea posible evitar el acaparamiento de tierras. Esto significa que las personas que viven en la pobreza continúan siendo expulsadas de sus tierras, a menudo de forma violenta, sin haber sido consultadas o sin recibir compensación alguna. Muchas pierden sus hogares y se ven sumidas en la miseria, sin tener acceso a la tierra de la que dependen para comer y ganarse la vida.

En los países pobres, cada seis días se vende una superficie de terreno del tamaño equivalente a toda el área metropolitana de Madrid (1.700 km2)  a inversores extranjeros. En Liberia, en tan sólo cinco años, el 30% de la superficie del país ha sido objeto de transacciones de tierra. Oxfam calcula que las adquisiciones de tierra se triplicaron durante la crisis de los precios de los alimentos de 2008 y 2009, momento en que la tierra empezó a considerarse una inversión cada vez más  rentable. Con los precios de los alimentos de nuevo en máximos históricos es necesario adoptar medidas  urgentes para frenar una nueva ola de acaparamiento de tierras.

Oxfam considera que el Banco Mundial debe actuar ya y suspender de forma temporal las inversiones en tierras agrícolas para poder así revisar sus recomendaciones a los países en desarrollo, contribuir a establecer normas para los inversores e introducir políticas sólidas para frenar el acaparamiento de tierras. El Banco Mundial se encuentra en una posición única al ser tanto inversor en tierras como asesor de los países en desarrollo. Las inversiones en tierra del Banco Mundial han aumentado un 200% en la última década, mientras su “brazo crediticio” para el sector privado, la Corporación Financiera Internacional, ha establecido las normas que rigen la actividad de muchos inversores. Las propias investigaciones del Banco Mundial indican que los países en los que han tenido lugar las mayores transacciones de tierra son aquellos en los que existe una protección débil de los derechos de las personas sobre la tierra. Y, desde el año 2008, comunidades que se han visto afectadas por proyectos de Banco Mundial han presentado 21 quejas formales en las que denuncian que sus derechos sobre la tierra han sido vulnerados.

José María Vera, director general de Intermon Oxfam, afirma que "el mundo se enfrenta a una ‘fiebre desenfrenada por la tierra’ que está dejando a las personas que viven en la pobreza a merced del hambre, la violencia y la amenaza de una vida sumida en la miseria. El Banco Mundial se encuentra en una posición única para evitar que esto se convierta en uno de los mayores escándalos del siglo XXI"

"Estableciendo una suspensión temporal de las inversiones en tierra y reconsiderando su postura, el Banco Mundial puede dar ejemplo a todos los inversores y gobiernos, contribuyendo, así, a poner fin a las violaciones de los derechos humanos y a garantizar que los inversores realmente contribuyen a impulsar el desarrollo en algunas de las comunidades más pobres”, añade Vera.

Oxfam espera que se produzcan avances encaminados a establecer esta suspensión durante la reunión anual del Banco Mundial, la primera desde que Jim Kin fue nombrado nuevo presidente, que se celebrará en Tokio durante los próximos 12, 13 y 14 de octubre. Poner freno a sus inversiones a corto plazo proporcionará al Banco Mundial tiempo suficiente para poner en orden sus propios asuntos y enviará un mensaje claro a los inversores de todo el mundo para mejorar los estándares en relación a:

·         La transparencia: Debe garantizarse que la información sobre las transacciones de tierra sea de acceso público para las comunidades y gobiernos implicados.
·         La consulta y el consentimiento: Debe garantizarse que las comunidades son informadas previamente, de forma que puedan aceptar o rechazar los proyectos.
·         Los derechos sobre la tierra y la gobernanza: Es necesario reforzar los derechos de las personas sobre la tierra y los recursos naturales, especialmente los de las mujeres, a través de una mejor gobernanza de la tenencia de la tierra, tal y como establece el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial.
·         La seguridad alimentaria: Debe garantizarse que las inversiones no socaven la seguridad alimentaria en los ámbitos local y nacional.

Lourdes Benavides, responsable de seguridad alimentaria de Intermón Oxfam, afirma que "el Banco Mundial tiene el mandato de luchar contra a la pobreza en todo el mundo, y la responsabilidad de contribuir a frenar el acaparamiento de tierras. Su obligación es adoptar medidas urgentes para frenar la compra masiva de tierra”.

“España está representada en el Consejo de Directores Ejecutivos, el órgano responsable de definir las políticas del Banco, y debe defender cambios efectivos en las políticas y prácticas para que se protejan en primer lugar los derechos de las comunidades afectadas por las adquisiciones de tierras”, añade Benavides.

Además, habiendo declarado públicamente su compromiso con la seguridad alimentaria y la buena gobernanza de las tierras en países en desarrollo, el gobierno español deberá reforzar en el mismo sentido los instrumentos públicos para la internacionalización de empresas españolas en países pobres.

Una veintena de artistas y escritores han firmado una carta apoyando la iniciativa y pidiendo al Banco Mundial que detenga temporalmente las grandes inversiones en tierras, lo que le permitiría revisar los estándares y servir de ejemplo para otros inversores.

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