769 razones para firmar, 769 causas por las que movilizarte


Ésta es la carta que nuestro compañero Valentín Vilanova García ha escrito desde Guatemala compartiendo su experiencia con l@s campesin@s del Valle del Polochic:

"Queridos compañeras y compañeros, estos días os llegan a vuestros comités información sobre el caso Polochic, hojas de firmas o propuestas de actos que os animan a conseguir adhesiones  solidarias con las 769 familias campesinas Q’eqchi’s, involuntarias protagonistas de esta importante campaña internacional que estamos llevando a cabo en nuestra organización.

El relato jurídico es complejo, porque sobre estas tierras los indígenas Q’eqchi’s del Valle del Polochic reclaman derechos históricos. Sin embargo, a esta compleja situación se le aplicó una vieja regla: la ley del más fuerte. Y así hace dos años, policías, fiscales, militares y seguridad privada del Ingenio azucarero que poseía los títulos de propiedad sobre la tierra, expulsaban violentamente a 769 familias. Casas quemadas, cultivos destruidos y 769 vidas arruinadas era el balance de aplicar, una vez más,  la menos humana -y por ende la más animal- de las leyes: la del más fuerte.

No obstante, las familias decidieron no rendirse, y asesoradas por varias organizaciones guatemaltecas (una de ellas el Comité de Unidad Campesina-CUC, apoyada por Intermón Oxfam), se organizaron y llevaron el caso a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; organismo que les dio la razón y obligó al Gobierno guatemalteco a proporcionarles alimentos, salud, seguridad y cobijo. El gobierno no cumplió y las 12 comunidades del Polochic siguieron adelante, montaron una Marcha Indígena Campesina hace un año que forzó al presidente a firmar un documento mediante el cual se comprometía a darles tierras progresivamente, comenzando en noviembre de 2012 con la entrega de tierras a 300 familias. Pasó 2012 y el Gobierno de Guatemala no rindió su compromiso.

Después de muchos años trabajando en la sede de Sevilla y por tanto viendo las campañas desde España, en esta ocasión, y durante dos meses estoy teniendo la  oportunidad de ver la actual campaña por el Polochic desde Guatemala. Y desde esta cercanía quiero transmitiros la dificultad que entraña la lucha por los derechos campesinos en este país, porque veo día a día como las compañeras y compañeros del CUC son agredidos y amenazados; o comparto la frustración de las familias que ven caer los meses y no se cumple con la entrega de “la tierra prometida”. Pero como si fueran caras de la misma moneda, al mismo tiempo, las familias y las organizaciones que les acompañan transmiten una energía y una fe en el cambio que “pone los vellos de punta”. Observarles, sentado en un rincón, mientras se reúnen y palpar el entusiasmo con el que planifican sus continuas acciones reivindicativas es el mejor curso de dignidad humana que he podido recibir en mi vida. Estoy seguro que esta convicción les llevará en el caso del Polochic a poseer, de una vez por todas, una tierra que siempre les debió pertenecer.

Estas 769 familias, desposeídas violentamente del acceso a la tierra, son indígenas mayas Q’eqchi’s. Y  forzar a miembros de esta etnia a vivir sin tierra es como pedir a un pez que viva fuera del agua. Es forzar un imposible. Los Q’eqchi’s dentro de la amplia diversidad étnica de Guatemala, son de las etnias que mayor apego tienen a la tierra. La tierra para un maya Q’ueqchi lo es TODO: de la tierra y su relación con ésta, emerge el sentido de sus vidas, su espiritualidad, su relación con Dios. Todo, absolutamente todo, gira en torno a ese pedazo de tierra que les viene siendo arrebatado injustamente desde tiempos de la colonia. Quitarles la tierra es simple y llanamente desposeer de sentido sus vidas, amén de condenarlos a mendigar  o a arrastrarse como jornaleros, cobrando salarios por debajo del mínimo oficial, en unos campos antes sembrados maíz y frijol para su alimentación y ahora plantados de caña y palma africana; cuyas cosechas alimentarán los motores de combustión de países occidentales y dejarán vacios los estómagos de las poblaciones que siempre habitaron estas tierras. Para muestra un dato: según un reciente estudio del Centro de Investigaciones Itxim, la desnutrición crónica de menores de 5 años en algunas comunidades del Valle del Polochic es 25 veces superior a la media nacional.

La tenencia de la tierra en este país centroamericano raya la obscenidad: sólo un 2% de los productores ocupan el 57% de la superficie del país. Mientras tanto, sus legítimos poseedores, en su mayoría poblaciones indígenas,  han ido siendo desposeídos  de sus tierras y permanecen viviendo en unas condiciones alimentarias y sociales muy lejanas de la mínima dignidad humana. El respeto a la propiedad privada se esgrime como el gran principio civilizador, sin importar que la población del Polochic viva la pesadilla diaria de la desnutrición crónica. Da igual, nunca se hablará de llevar a cabo un reparto más equitativo de una tierra que como decía anteriormente no es solamente fuente económica, sino fuente espiritual y vital para los maya Q’eqchi’s y para la mayoría de la población guatemalteca.
Para cambiar esta realidad, las 769 familias afectadas por los desalojos violentos en El Polochic,  necesitan nuestro apoyo traducido en firmas. Si entre todos y todas conseguimos un número importante de firmas, estas familias tendrán un poder adicional de cara a exigir a su gobierno el cumplimiento de lo comprometido por el Presidente tras la Marcha Indígena y Campesina. Firma por favor y haz que firme tu familia, tus amigos, tus amigas, los grupos a los que perteneces. Difunde esta campaña por favor.  ¡No les dejemos en la cuneta!."

Desde Guatemala. Vuestro amigo y compañero. Valentín Vilanova García.

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